Durante muchos años la unión y apoyo mutuo de trabajadores y Sindicatos ha conseguido hacer frente a los poderes establecidos, gracias a ellos se consiguieron unas condiciones laborales dignas y la protección social de la que disfrutábamos hasta hace poco tiempo. Gran parte de la sociedad actual se ha encontrado, hasta estos últimos años, en una situación cómoda por la que no ha tenido que luchar. Es más, se ha permitido el lujo de ir cediendo poco a poco los logros sociales que obtuvieron generaciones anteriores a cambio de pequeños logros personales.
Las fuerzas que ostentan el poder, económico y político, están consiguiendo su propósito: peores condiciones de trabajo, recorte de beneficios sociales. En resumen, una vuelta a las condiciones laborales que tenían nuestros abuelos, todo ello aprovechando la desunión de los trabajadores. La estrategia es sencilla, enfrentarnos y desunirnos. Se comienza demonizando a determinados colectivos (funcionarios, transportistas, etc.) para que el resto se ponga en contra de ellos. Se señala a ciertos grupos de trabajadores como unos privilegiados, identificándoles como los causantes de todos los males (pilotos, controladores, conductores de metro,… ) y tratando de impedir su derecho a la huelga.
Todo ello ha generado un enfrentamiento social, haciendo que el resto de trabajadores señalen a estos como los culpables de todos los males, cuando son también trabajadores que luchan por sus derechos. Los bancos, nuevos amos de la sociedad, contribuyeron a la crisis actual, especulando para subir artificialmente los precios y conceder préstamos baratos, para luego desplomar los precios, eso sí, manteniendo la deuda. Los máximos perjudicados son los trabajadores, endeudados para tener una vivienda y que con suerte acabarán pagando sus nietos. Los trabajadores pasamos a ser esclavos de los bancos, con obligación de acatar todas las imposiciones en el mercado de trabajo para poder pagar nuestras viviendas y tener un trabajo.
Los gobiernos también participan, una vez que estamos atrapados, esclavos de los bancos y desunidos, nos endosan una reforma que empeora nuestras condiciones laborales donde incluyen todos los puntos que han solicitado los dirigentes de la sociedad. El objetivo, seguir aumentando sus beneficios y acumular más poder. Ahora nos encontramos con menos protección social, pueden despedirnos con costes mínimos, cambiarnos todas las condiciones de trabajo, horarios, turnos, localidad, sueldo,…
Podemos quedarnos viéndolas venir, sin reaccionar, sin movernos, sin acudir a los sindicatos o podemos agruparnos y defender nuestros derechos. No seamos pasivos, eso es lo que esperan. Seamos parte activa, no podemos permitir que nos sigan manipulando a su antojo.
Empezar un artículo que llama a la unión echando la culpa a los trabajadores por estar «acomodados» no es muy positivo. Como trabajador me siento ofendido por ese comentario.
Estoy de acuerdo con que es necesario luchar por los derechos y así lo hemos hecho millones sin interrupción a lo largo de la historia y más recientemente, con los apoyos a los movilizaciones sindicales, como la huelga del 88, o la de 2002 o la más reciente de 2010 y las recientes concetraciones. ¿Podrías especificar cuando nos hemos «acomodado»?
Estoy de acuerdo también en que se busca el enfrentamiento, pero no creo que se pueda cerrar un artículo así sin hablar de las recientes reformas laborales. Nos unimos: ¿para qué? Millones estamos contra las reformas laborales y lo hemos demostrado con el apoyo a la huelga general del 2010 y las movilizaciones hasta ahora.
Llamar a la acción en general es escaquearse, ¡encima culpándonos a nosotros! ¿Estamos contra la reforma laboral y por su retirada o por dialogar los detalles «recortando los recortes»?
Nos encontraréis a vuestro lado siempre y con mayor fuerza si nos dáis la confianza de que luchamos PARA GANAR.
Muchas gracias por comentar Tribuna Joven.
Realmente no es que se eche la culpa a los trabajadores sino a aquellos que no han hecho nada por impedir esta situación. Efectivamente, como bien dices, hay una parte de la sociedad que lucha por sus derechos y por impedir que hagan con nosotros, los trabajadores, lo que quieran. Sin embargo, la gran mayoría no hace nada, bien porque no les toca sufrir recortes, o bien por otros motivos más o menos justificados.
Hay mucha gente que aprovecha huelgas y manifestaciones para no tener que ir a trabajar, ni a manifestarse en contra de aquello que ha causado la huelga. Es por ello que es un problema de sociedad: no nos movemos hasta que lo malo toca a nuestra persona o nuestro entorno más próximo. A esto hay que unir que los medios de comunicación, muchas veces, manipulan la información para generar división entre colectivos (ya sabemos aquello de «Divide y vencerás»). Esto es algo que debemos superar y debemos ser conscientes que hoy le ha tocado al vecino, pero si no le apoyamos, mañana podría tocarnos a nosotros y quizá ya fuera demasiado tarde.
Ojala hubiera más personas implicadas como tu en la lucha por los derechos de todos.