Introducción.
Los que estamos en los 55 años hemos visto demasiados cambios en nuestra vida. Vivimos nuestra infancia, la pubertad y la primera juventud bajo la Dictadura Franquista, no la hemos olvidado ni los que nos oponíamos, ni los que la defendían, éstos últimos la añoran. Contribuimos al advenimiento de la Democracia y reconquistamos todos los derechos que la dictadura había arrebatado a nuestros padres. Hemos vivido los mejores años de nuestra vida en libertad. Todo ello ha sido gracias a la hoy denostada Lucha de Clases. No nos gustaría ver también como un gobierno elegido democráticamente despoja a la mayoría de los ciudadanos de sus derechos adquiridos para volver a la época de la dictadura, al menos respecto del estado del bienestar.
La Crisis financiera.
Comenzó en 2008 con la caída de Lehman Brothers. Los gobiernos anunciaron fuertes sanciones y medidas contra los conglomerados financieros en todo el mundo, pero la realidad fue que les inundaron de dinero barato para que salvaran los muebles, mientras ellos desahuciaban y no dejaban ni los muebles a los que no podían pagar unas hipotecas desastrosamente gestionadas. En España la crisis, como todo, llegó con un año de retraso, pero con más virulencia que en otros países de nuestro entorno, gracias a la permisividad de la Inspección del Banco de España y de los gobiernos que habían supeditado todos los intereses generales a los intereses electorales de sus respectivas formaciones políticas. Aquí ni siquiera se anunciaron medidas contra la oligarquía financiera, se decía que nuestros bancos estaban saneados y todos estamos viendo como nos luce el pelo. Miles de millones de euros para sanear a los Bancos que tendremos que pagar entre todos ahora y que tal vez algún día nos devolverán con intereses. Se habló de impuestos especiales, de recuperar el Impuesto del Patrimonio, de la Tasa Tobin, etc.
La solución de los gobiernos.
Reforma laboral en 2010, Reforma de las Pensiones en 2011, Subida del IRPF en 2012 y más Reforma Laboral en 2012, hasta ahora, aunque todos estamos esperando el siguiente palo.
De la última reforma laboral ya hemos escuchado mucho y ahora empezaremos a sufrirla, pero no quiero dejar pasar sin poner de relieve un cambio que, bajo mi punto de vista, es especialmente dañino, me refiero a la modificación que permite que los trabajadores con contrato a tiempo parcial puedan hacer horas extraordinarias. Es malo para los trabajadores, porque será más difícil encontrar un trabajo a tiempo completo y perjudicará mucho sus cotizaciones a la Seguridad Social, es malo para la Seguridad Social que verá mermados sus ingresos y es malo para el Estado porque todos sabemos que las horas extras se harán, pero se pagarán bajo cuerda o como gratificaciones especiales (eso donde las paguen), lo que hará aumentar todavía más la economía sumergida.
Ninguna medida contra los causantes de la crisis, sólo una recomendación a los Bancos para que sean magnánimos y misericordiosos a la hora de echar a la calle a los que no tienen nada. El Sr. Zapatero antes y el Sr. Rajoy ahora se han pasado por el forro sus respectivas promesas electorales, siempre en detrimento de la clase trabajadora.
La lucha de clases.
Hay muchos españoles a los que esto les suena a ultratumba, piensan que la lucha de clases no existe, que es cosa de siglos pasados cuando los trabajadores no podían ni comer con su salario. No hay ningún empresario, terrateniente o rentista que piense que la lucha de clases ha desaparecido.
Las otras clases llevan su lucha al BOE a través de los gobiernos que se dejan manejar, también con la economía sumergida, también con la estafa fiscal, etc. De esta manera nos quitan todo lo que pueden. ¿Por qué el gobierno no hace nada para cobrar los impuestos del 25% del PIB que hay en economía sumergida? Porque es más fácil subir el IRPF, el IVA, el copago sanitario, en resumidas cuentas, que paguemos más los que ya pagamos y que paguemos dos veces las medicinas, la atención sanitaria y la educación.
La clase trabajadora lo que puede hacer es organizarse colectivamente para negociar las condiciones de trabajo, pero para mejorarlas hace falta algo más que palabras, es necesario unir nuestras fuerzas, lo que conseguimos en la organización sindical, y es necesario amenazar los beneficios de la otra clase, lo que conseguimos ejerciendo el derecho a la huelga.
La Huelga General.
A los medios de comunicación nunca les ha parecido bien, los gobiernos en todas las ocasiones han dicho lo mismo “el país no está para huelga general”. ¿Cuándo se puede decir que a un país le viene bien una huelga general? Económicamente, NUNCA. Entonces, ¿tenemos que aguantar los trabajadores que nos roben nuestros derechos, ganados con nuestro sudor y el de nuestros antepasados, para salvar a los banqueros y especuladores? Porque si se tratara de salvar al país de la bancarrota, los trabajadores podríamos ceder parte de nuestros derechos al Estado, siempre que los empresarios cedieran una parte igual de sus beneficios, es decir, siempre que contribuyéramos todos los españoles. Pero no se trata de salvar al país, sino de salvar a los bancos de la quiebra y de que la clase dirigente política y empresarial nos arrebaten el incipiente estado del bienestar conseguido en los 35 últimos años. A pesar de todo lo conseguido en el periodo democrático, todavía teníamos un retraso considerable respecto a los países avanzados de Europa; si permitimos que el gobierno lleve adelante este atraco, será imposible alcanzar el estado de bienestar de los citados países.