La seriedad, la lealtad y la confianza


Mucho se habla y se escribe sobre estas tres palabras desde que comenzó la crisis. En el plano político esto es lo que todos reclaman a sus oponentes, pero jamás se aplican a sí mismos. En el plano laboral, en las relaciones entre empresarios y sindicatos viene a ocurrir algo similar. En general, podemos decir que no se puede confiar en alguien que no es serio o no es leal. Por tanto, las tres palabras están íntimamente relacionadas.

En la relación entre la empresa ATOS SPAIN y los sindicatos que conforman la RLT (representación legal de los trabajadores) podemos decir, sin ninguna duda, que no hay seriedad.   Me explico, el representante de la empresa jamás da ninguna propuesta por escrito hasta que la negociación está a punto de terminar, todo de palabra; jamás acepta que se hagan actas de reuniones, salvo cuando le interesa; las convocatorias de reunión suelen llegar un día antes de la reunión, cuando llegan; el desarrollo de las reuniones suele ser caótico, sin respetar el orden del día, mezclando asuntos que no vienen a cuento, perdiéndose en discusiones sin sentido la mayor parte del tiempo de reunión. De esto último somos culpables al 50 %, como es lógico.

La empresa escamotea o niega directamente los derechos a los trabajadores, aún sabiendo que es ilegal, porque sabe que ningún trabajador le va a demandar para exigir su derecho. Aplica la política de hechos consumados cuando le interesa, pero no actúa de oficio para subsanar un fallo en contra, un error, etc. Así pues, se puede decir, sin temor a equivocarnos, que tampoco hay lealtad.

Con estos antecedentes sería una quimera que hubiera confianza. No se pueden pedir peras al olmo. La crisis de confianza abarca a todos los estamentos del estado español: no se confía en los políticos, no se confía en los bancos, no se confía en los sindicatos, no se confía en las administraciones públicas y, sobre todo, no se confía en la justicia. Así pues, la empresa que es mucho más fuerte que el trabajador campa a sus anchas por la confianza que tiene en sus propias fuerzas. La única manera de tratar de equilibrar la relación de fuerzas en el ámbito laboral es conseguir la confianza de los trabajadores en sus representantes y la solidaridad de todos con todos.

La acción sindical se basa en estas premisas para ser efectiva. Lamentablemente en Atos casi nadie sabe, ni quiere saber, lo que es esto.

La sección sindical de UGT es un sindicato de trabajadores de Atos, nuestra existencia no tiene sentido si no participan en nuestra organización los trabajadores de la empresa. Si negociamos un acuerdo con la empresa es para los trabajadores, si impedimos actuaciones arbitrarias de la empresa es para los trabajadores, si planteamos un conflicto colectivo contra la empresa, estamos poniendo nuestros recursos al servicio de todos los trabajadores de la empresa, etc. Naturalmente los recursos de un sindicato dependen, en su mayor parte, del número de afiliados que tenga, por lo tanto si los afiliados son pocos, se podrá hacer muy poco por los trabajadores. De hecho, en Atos se negocian y/o se firman los acuerdos que quiere la empresa y nos “torea” como quiere ya que los representantes sindicales no tienen más apoyo que el de los delegados, los trabajadores se limitan a votar el día de las elecciones, y la mayoría no tienen tiempo ni para eso.