Mal hemos comenzado en este asunto. Parece que casi nadie se ha tomado esto en serio. La empresa presenta una propuesta que es todo menos eso; más bien se podría decir que es una provocación o una broma. Además dice que todo esto es confidencial y a los dos días CC.OO. ya publica un cuadro comparativo de la situación actual y de la que quiere la empresa.
Desde luego la empresa se ha lucido con su propuesta. Además de ser exagerada, no estaba justificada ni refrendada con ningún dato económico por lo cual UGT no la va a tener en cuenta y solicita que se haga una propuesta seria y documentada por escrito, algo sobre lo que se pueda hablar, sin cogerse un berrinche. Así pues, consideramos que la pelota sigue estando en el tejado de la empresa. De no ser así no habrá negociación posible.
Por otro lado, los diferentes actores de la negociación debemos respetar las reglas en toda su extensión y no solo cuando nos convenga a cada uno. No se puede pretender que las distintas partes se expresen con franqueza y sinceridad, sabiendo que al día siguiente van a salir en los papeles hasta los chistes, gracietas o bromas de buen o mal gusto que se puedan producir. Y desde luego nadie va a poner nada por escrito, hasta que no esté todo acordado, si piensa que al día siguiente se va a desvelar su posición. Esto no quiere decir que no se vaya informando a los trabajadores de la marcha de la negociación con los detalles que se acuerden entre todos.
No pretendemos enmendarle la plana a nadie, ni decirle lo que tiene que hacer, pero consideramos que una negociación debe basarse en la buena fe de los negociadores y también en la prudencia, tanto a la hora de hablar en las reuniones, como a la hora de informar al exterior. No olvidemos que hoy día todo lo que se escribe en un e-mail, en un blog, Facebook, etc., al día siguiente ha dado la vuelta al mundo.
La empresa y la RLT habían acordado para el pasado miércoles 25 de septiembre de 2013 una reunión, sólo pendiente de que la empresa enviase la convocatoria asignando una sala de reuniones. Sin ninguna explicación ni enviar comunicación alguna, la empresa decidió no enviar la convocatoria. Feo gesto.